Cuando comencé este proyecto a finales de 2009, no tenía ni idea de cómo organizarlo. Tenía algunos deseos y ambientes en la cabeza, pero nada realmente concreto. Poco a poco, se hizo evidente que los dibujos del libro debían integrarse ⎯de forma progresiva y paso a paso⎯ en una continuidad narrativa que formase una especie de historia.
Las páginas del libro contienen en su mayor parte citas de todo tipo de historias, citas visuales o literarias, algunas muy conocidas, otras no tanto. El detonante de la forma fue en primer lugar mi amistad con un grupo de artistas, OuBaPo, que trabajan con los cómics de una forma no convencional. Uno de sus ejercicios capturó mi imaginación. Se trataba de la inserción de una viñeta de una tira cómica entre dos viñetas preexistentes, desviando así la elipsis narrativa. Pero fue tras un encuentro con un grupo de niños cuando encontré la verdadera clave del libro. Estaban jugando a un juego en el que cualquier camino que ellos tomasen, les llevaría a casa. Eso me puso en el camino de las rimas, de las canciones acumulativas, de las canciones populares antiguas y de la estructura musical del libro. También me recordó de una manera divertida mis propias memorias de la infancia.
Al ver que el libro iba en la dirección de la narración de un cuento, decidí leer Morfología del cuento de Vladimir Propp para asegurarme de que no me había olvidado de las claves del género.
Fue un proceso largo y que he resumido mucho pero creo que he contado lo esencial.
Aquí está una de mis cientos de páginas de notas. En este punto, todavía estoy bastante lejos del libro final. Estoy probando a trabajar con los elementos y los significados. Horas y horas de valoraciones, pero ¡no hay nada que el alcohol y la nicotina no puedan resolver!
Las seis primeras partes del libro fueron más bien improvisadas, pero luego llegaron a complicarse tanto que me vi obligado a hacer una especie de guion gráfico. He aquí un ejemplo.
Las ilustraciones del libro son puramente digitales. Solo tres de los fondos los realicé en papel (dos con lápiz y otro con aguada de tinta china), los cuales fueron escaneados para permitirme añadir fondo a las formas dibujadas en el ordenador.
Aquí están las versiones más antiguas de algunos paisajes junto con el trabajo final. Tuve que volver a hacer el puente por razones técnicas, y nunca pude captar de nuevo la luz y la atmósfera. A modo de venganza, imprimí la imagen antigua como un pequeño cartel, una serigrafía de tres colores.
Aquí están las versiones más antiguas de algunos personajes, junto con el trabajo final:
La bruja es uno de los personajes principales del libro. Su objetivo es sustituir el pequeño mundo que se está construyendo página tras página por el suyo propio. ¡Y realmente lo desea! Me pareció que si los hechizos solo afectaban a los personajes o a los objetos, pero no a las palabras, esto provocaría un impacto menor en la imaginación de los lectores. La bruja es el verdadero personaje antagonista, ella quiere hacer desaparecer el libro para tomar el control, por lo que me pareció lógico que cuando alcanza la cumbre de su poder, puede quitar las palabras y los objetos. Su victoria parece casi completa en ese punto. Pero a pesar de su poder, solo logra ganar la mitad de ese mundo, por lo que este todavía tiene la oportunidad de volver a su estado original. Creo que esto ayuda a generar suspense y expectativas.
Una de las consecuencias de este enfoque es que la brecha entre las palabras y las imágenes se agudiza. El niño que lea Romance puede divertirse bien recordando las palabras que faltan o bien construyendo su propia historia. Se puede jugar con la memoria o la imaginación y participar en la historia, como yo los invito a hacer, pudiendo llegar a convertirse en autores.
Me enfrenté a dificultades de todo tipo a lo largo de la elaboración del libro. Las limitaciones eran enormes y la dificultad de mantener la coherencia aumentó progresivamente hasta el final. No puedo especificar ahora todas las dificultades a las que me enfrenté, pero algunas eran técnicas y relacionadas con la narrativa (hay secuencias que tuve que volver a comenzar, reescribir y rediseñar, a pesar de que el libro ya estaba casi finalizado), y algunas estaban relacionadas con el tiempo y el dinero. Al principio traté de financiar solo el libro, aceptando todos los trabajos de ilustración que me ofrecían, pero al hacerlo, no tenía tiempo suficiente para Romance. Me sentí como si estuviera atrapado bajo un hechizo: cada intento de avanzar con el libro me empujaba cada vez más lejos de él. Con el tiempo, mi dibujo también estaba cambiando, así que tuve que dejar de hacer nuevas páginas con la intención de rehacer las páginas más antiguas.
Lo que puso fin a este círculo vicioso fue la asignación de una subvención del Centro Nacional del Libro de Francia (CNL), que me permitió trabajar con la continuidad necesaria. Les estoy muy agradecido. Mi editora en Albin Michel también me proporcionó un apoyo constante de principio a fin. Nos mantuvimos en contacto por correo electrónico y a veces tenía que leer miles de explicaciones, ¡la pobre! Estoy bromeando. Todo el mundo en Albin Michel fue genial, de verdad.
La bruja es uno de los personajes principales del libro. Su objetivo es sustituir el pequeño mundo que se está construyendo página tras página por el suyo propio. ¡Y realmente lo desea! Me pareció que si los hechizos solo afectaban a los personajes o a los objetos, pero no a las palabras, esto provocaría un impacto menor en la imaginación de los lectores. La bruja es el verdadero personaje antagonista, ella quiere hacer desaparecer el libro para tomar el control, por lo que me pareció lógico que cuando alcanza la cumbre de su poder, puede quitar las palabras y los objetos. Su victoria parece casi completa en ese punto. Pero a pesar de su poder, solo logra ganar la mitad de ese mundo, por lo que este todavía tiene la oportunidad de volver a su estado original. Creo que esto ayuda a generar suspense y expectativas.
Una de las consecuencias de este enfoque es que la brecha entre las palabras y las imágenes se agudiza. El niño que lea Romance puede divertirse bien recordando las palabras que faltan o bien construyendo su propia historia. Se puede jugar con la memoria o la imaginación y participar en la historia, como yo los invito a hacer, pudiendo llegar a convertirse en autores.
Me enfrenté a dificultades de todo tipo a lo largo de la elaboración del libro. Las limitaciones eran enormes y la dificultad de mantener la coherencia aumentó progresivamente hasta el final. No puedo especificar ahora todas las dificultades a las que me enfrenté, pero algunas eran técnicas y relacionadas con la narrativa (hay secuencias que tuve que volver a comenzar, reescribir y rediseñar, a pesar de que el libro ya estaba casi finalizado), y algunas estaban relacionadas con el tiempo y el dinero. Al principio traté de financiar solo el libro, aceptando todos los trabajos de ilustración que me ofrecían, pero al hacerlo, no tenía tiempo suficiente para Romance. Me sentí como si estuviera atrapado bajo un hechizo: cada intento de avanzar con el libro me empujaba cada vez más lejos de él. Con el tiempo, mi dibujo también estaba cambiando, así que tuve que dejar de hacer nuevas páginas con la intención de rehacer las páginas más antiguas.
Lo que puso fin a este círculo vicioso fue la asignación de una subvención del Centro Nacional del Libro de Francia (CNL), que me permitió trabajar con la continuidad necesaria. Les estoy muy agradecido. Mi editora en Albin Michel también me proporcionó un apoyo constante de principio a fin. Nos mantuvimos en contacto por correo electrónico y a veces tenía que leer miles de explicaciones, ¡la pobre! Estoy bromeando. Todo el mundo en Albin Michel fue genial, de verdad.
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